Midelt – Rally Solidario

¡Buenos días amores! Hoy por fin tengo un ratito más para poder hablaros de algunas de mis impresiones acerca de esta gran experiencia de vida que acabo de vivir.

Ojalá sea capaz de poder transmitir con palabras e imágenes todo lo ocurrido durante estos días y los sentimientos que ha provocado en mi. Han sido unos días preciosos pero a la vez muy duros. Duros por ver las condiciones en las que viven tantas y tantas personas, niños…  Algo que hemos oído o visto desde pequeños en televisión, pero vivirlo en primera persona ha sido duro. Días que además han estado mezclados con diversión, adrenalina a tope, etapas complicadas, cansancio pero mucha mucha ilusión y muchas ganas.

Cada día hemos ido realizando entregas en los poblados más desfavorecidos y aislados de todo el material solidario que habíamos logrado recoger. En todos los poblados nos estaban esperando, nos recibían con fiesta y ofreciéndonos lo poco que tienen.

Aparte de las duras etapas en todo tipo de condiciones para llegar de un poblado a otro, desde pistas de Dakar, estapa de dunas enormes en medio del desierto que no me han parecido nada fáciles de salvar con el coche, cortados y acantilados, en cada poblado muchas historias a destacar. Hoy quiero hablaros de esta historia, la de la bici que habéis visto en redes sociales y que tanto os ha gustado pero que en su momento no pude explicar bien.

Antes de llegar al segundo pueblo de entregas vimos a un niño de unos ocho años que ilusionado miraba la caravana de coches. Tenía una bici pequeña, de niña de tres años, y al ver que llegábamos se montó y comenzó a pedalear lo más rápido que podía cuesta arriba por las piedras de un camino escarpado, al menos a un kilómetro del poblado. Y de pronto tiró la bici, abandonándola ahí a un kilómetro y comenzó a corre en chanclas cuesta arriba a todo lo que daban sus piernas intentando acompañar a la caravana. Debió pensar que así lograría llegar más rápido y poder avisar a sus padres y hermanas. Así que le montamos en nuestro coche, la primera vez que montaba en uno. Su cara de ilusión, el brillo de sus ojos, y su agradecimiento por el agua embotellada y dulces que le dimos, que es lo que teníamos a mano dentro del coche mientras que llegamos, no lo podré olvidar jamás. Decidimos que la bici sería para él.

Es sólo un pequeño ejemplo de las historias vividas en Rally Solidario. Os iré contando más cosas estos días, además de ir mostrándoos el resto de los estilismos. Además de un post en el que os contaré las ayudas y apoyo que hemos recibido por parte de empresas y particulares para que pudieramos estar allí llevando tal cantidad de cosas, a los que hay que agradecer enormemente.

Aprovecho este post para agradecer también a la fantásticas personas con la que hemos convivido durante estos días tan increíbles para nosotros, a la organización y a todas las personas que lo habéis hecho posible.

¡Gracias también al Equipo Bymyheels; Marta, Juan, Carlos y Sergio! Y gracias a Sergio por TODO, por todo el trabajo previo, durante y después del Rally Solidario, y por haber hecho este sueño posible.

¡Mañana nuevo estilismo!